Oswaldo Osorio
Casi nunca en una película nada es un accidente, todo suele estar planificado con cuidado e intencionado en función de unos propósitos. A las películas bien hechas no se les nota esa calculada intención, las cosas ocurren como si así fuera la vida o están revestidas de una fundada verosimilitud. No obstante, el dilema al ver esta película de Panahi es que sí se le trasparentan de mala manera esos cálculos e intenciones y, aun así, no es posible decir que es una obra malograda, todo lo contrario, resulta ser una potente pieza en su desarrollo y certera consiguiendo sus objetivos.


















